Mi Vida (Keikolandia)

PASO A PASO SOBRE MI

Aquí me teneís, si...se lo que estaís pensando...QUE RICURA!

No tiene ninguna gracia...todos tenemos una foto con el gorro de la abuela y abrigadas hasta las pestañas.

Practicamente mis vacaciones siguen siendo así...pero he cambiado el biberón por el tinto de verano.


Yo también he celebrado la navidad...¡qué os pensais! Me encantaba toquetear las bolas, quedarme embobada mirando como las luces parpadeaban y abrir los regalos de decorado que siempre era una caja vacia...pero me hacia muchisima ilusión.

No soy rambo!! soy Super-KiKi!!! Así es como me llamaban y en mi camiseta lo pone...que no, que no soy tampoco pocahontas...


Que feliz era en mi cumpleaños...todo el mundo hacía lo que yo dijese, si no traían regalo no pasaban a la fiesta y la piñata sin duda la rompia yo. Lo que menos me gustaba era la pelea que tenia que hacer contra mis amigos para conseguir el mayor numero de chuches (que me atacaba ese día y luego mi madre me las guardaba en un cajón y de ahí a la basura, porque nunca nos acordabamos y se quedaban tiesas) y hoy por hoy lo que no me gusta eran esos vestidos repipis con los cuales tu te sentias la reina de la fiesta, la princesa del baile del reino rosa, la barby faxhion, Victoria de las Speace Girls....


Esta soy yo actualmente. Tan divina que he tenido que ampliar la pared de mi cuarto para poner tantas fotos y posters mios.







Me llamo Keiko Tor, nací en Kyoto el 1 de Diciembre de 1980 en la ciudad de Nagaokakyö.
Mi familia era mi madre, ya que nunca conocí a mi padre, y si la preguntaba por este, solo me decía “no te fíes hija, nunca te fíes”. Mi madre era geisha, supongo que por eso no conozco a mi padre, pero a quien si conocí fue a Oshiri, un hombre casado pero que nos mantenía económicamente solo por su afán de retirar a mi madre de su profesión.


De pequeña iba todos los días a la escuela, me gustaba ir, no por las clases sino porque cada día llevaba una cartera diferente y me encantaba enseñarla y ver las caras de envidia de las demás.



En mis ratos libres me encanta ir al jardín de Ryoan-ji a observar los pájaros, otra de las cosas era tirarme tardes enteras probándome los kimonos de mi madre, a pesar de que me quedasen gigantescos, me encantaba mirarme al espejo con ellos puestos. Descubrí una actividad que me hacia sacar dinerillo: cogía 2 kilos de arroz de mi abuelo y me tiraba horas haciendo cuadros, que después vendía en la calle a escondidas de mi madre.

A mi me encantaba el rollo de súper guerrero salvar al mundo y todo eso, por eso mi sueño de pequeña era ser la Mujer Ninja, por ello que me en una venta de un cuadro de arroz me hice amiga de Sothoko, una especie de profesor que tuve que me enseño algunas tácticas de las que todavía se. Claro que sí esto también a escondidas de mi madre.

Mas avanzada en edad, me propuse trabajar y estuve 2 años en Nintendo en la sección de video juegos de Dragon Ball, estoy segura que ahora mismo podría lanzar bolas de dragón a diestro y siniestro. El hecho de que trabajase es porque quería ganar mi propio dinero sin que el gilipollas de Oshiri (novio cabrón de mi madre que tiene su propia familia, aunque no digo nada porque a mi madre la mantiene en una bandeja de oro) tuviera que dármelo.

A mis 17 años, conocí lo que era un hombre… Yo iba de visita al Santuario Fushimi-Inari, siempre he sido un poco torpe, y una de mis torpezas, me choque con el hombre mas guapo de todo Japón, Kashiru, empezamos hablar, me enseño todo el Santuario, pasamos un día estupendo, de hecho terminamos en la cama. Yo sabía que era mas mayor que yo... lo que no sabia es que el muy cabrón tenía una novia…y encima europea… ¿QUÉ, QUÉ? Pero, ¿se paró a pensar lo buena que estaba yo?
Desde entonces tenía claro dos cosas: una, los hombres hay que utilizarlos y hacerles que se arrastren, como tenía que haber hecho Kashiru con la preciosa, única e indescriptible mujer como yo. Y dos, que tenía que ir a Europa a ver como se lo montaban estas tías

Hoy por hoy son ellas las que se preguntan como me lo he montado yo.